Denzel Washington, sin dejar de actuar de sí mismo, logra dar vida a un personaje vibrante (Creasy). Esta película está brillantemente resuelta desde al estética visual, la fotografía, la edición y la música. Es una obra de arte que no te deja salir del asiento. Christopher Walken (Rayburn) lo logra nuevamente con una actuación impagable.
Más allá de ciertos clichés y lugares comunes, la película muestra que se pueden tratar temas que parecían agotados desde un lugar novedoso. Como siempre, es la forma y no el contenido lo que define la calidad en el arte.
10/10