A pesar de sus dos horas y media de duración esta película no se siente larga gracias a lo ágil y concreto de la narración, la historia aquí contada bien pudo haber necesitado una hora más y tener muchas menos escenas sobresalientes si se hubiera hecho cargo otro director.
Entre las actuaciones destacan la de Tahar Rahim quien se desenvuelve con bastante fluidez en su papel y la de Niels Arestrup, quien da a su personaje la presencia fuerte que requiere.
Tal vez lo más distintivo de esta película sea la atmósfera de amenaza constante que posee, haciendo que el ambiente creado en las escenas que suceden dentro de la prisión poco a poco invada las escenas que suceden fuera de esta.