No sólo tiene una atmósfera y apariencia que se sienten bastante propias, también tiene a Tyler Durden, uno de los personajes más memorables en la historia del cine, en el mismo sentido que lo son el Joker de Ledger o el Bateman de Christian Bale. La dirección de Fincher resulta atrevida e inteligente a la vez. El resultado final es una película enérgica, divertida, retadora e imaginativa.