
(OK) Hermosa, delicada dentro de la clave alta que domina buena parte, de ella, el joven Eamonn Owens respira por la película, ayuda a definirla, hace barbaridades hasta destajar a una mujer odiosa, pero no puedes odiarlo, hasta la virgen lo comprende, sutul esquizofrenia suya trasladada hábilmente por Jordan al espectador; me encanta la secuencia en que el padre lo visita al reformatorio (intimismo desgarrado y puro) y la incursión en Bundoran recordando la historia falsa de papá y mamá