
(MU) Cuesta acostumbrarse a la antipatía de los personajes, estirada en largas rutinas, pero vale la tristeza y la nostalgia congelada que aporta Burns a un Matthau más desbordado que nunca. Benjamin se pone al servicio de todo. Simon se divierte y experimenta retorciendo líneas, poniéndose farragoso, infatigable en largos diálogos. Matthau y la enfermera, qué líneas!