A diferencia del viaje del héroe normal, el atípico desarrollo de Vash no es aprender a amar ni aprender a trascender la condición humana. Él empieza siendo el equivalente a un iluminado, con absoluta compasión hacia los demás.
Su desarrollo en cambio, es inverso, Vash aprende a aceptar su propia sombra y los defectos propios del mundo de la materia. Quizá no muchos puedan identificarse (o nadie) con su enorme compasión, pero quizá sí con su gran idealismo. En ese sentido es un excelente enfoque.