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Phantom of The Paradise es parte de la psicodelia setentera que de seguro no han visto a menos que se la pasen en TCM por largos periodos de tiempo. Aun con el nombre de Brian De Palma estampado en los créditos, es un clásico oscuro, no por ser agresivo con lo explicito (que llega a tener sus situaciones), sino por como la memoria colectiva se olvidó de su existencia. Pese a ello, puedo decir que es una experiencia extrañamente curiosa.
No, no se trata de una adaptación más de El Fantasma de la Opera o al menos en su totalidad. Es un collage de varias obras literarias de horror de la era victoriana que encapsula una crítica a las compañías disqueras. Siendo su principal appeal la música y la macabra ambientación, el rule of cool, lo pueden tener por seguro, aparece a raudales. Ese pasa que es el problema a la vez, se interesa más en ser extravagante que tener un tono definido o exploración temática.
Eso no sería un problema por sí mismo, he disfrutado de obras que se centran en el entretenimiento dejando a un lado la sustancia. Lo que me permite darles ese pase yace en tener cierto contenido reflexivo que no deja caer en lo descerebrado al contenido y que no opaque la diversión para que se sienta un despropósito. Tener una buena dirección ayuda en ello, ya que necesitas saber manejar el ritmo para que cada elemento se manifieste en su momento pertinente.
La producción se nota limitada por la falta de efectos especiales convincentes recayendo más en el maquillaje o la escenografía. Se siente genérica en su presentación visual en lo respectivo a lo mundano, véase, que la coloración de la imagen sea lo estándar, que los actores sean melodramáticos y no olvidemos el aire marihuanero de la época. Sí, es una comedia absurda; eso no le salva de parecer un schlock en la totalidad de la palabra. Hay ciertas cosas que me gustan al menos, la banda sonora es muy memorable y su implementación está mejor justificada que la mayoría de los musicales al restringirse a los números de cada artista. Lo mejor para el caso es lo concerniente a Winslow, tanto así que es la inspiración para Daft Punk y puede que su diseño inspirara a Griffith. Con los valores de producción a un lado, lo que destaca para mal son otros asuntos.
Phantom of The Paradise reboza de temas dignos de explorarse que hasta puedes sacar una serie de doce episodios. El protagonista busca una venganza tras ser desfigurado mientras se aísla de la sociedad, el villano estafa a sus potenciales rivales para mantener un trato que hizo con el diablo y de ello salvaguardar su inmortalidad, la chica del cast anhela el éxito hasta el grado de corromperse moralmente, hay mafias y cantantes metidos en todo ello lo que podría dar pie a peleas entre intereses, etc. Corrupción, poder, belleza, inmortalidad, tanatofobia, psicopatía, retribución, ostracismo, son muy buenos temas que tratar y representan la sobrecarga que presenta en su narrativa.
En cierto modo se desarrollan las ideas, el vengador no busca hacerle daño de lleno al malo buscando seguir con sus pasiones y obsesionarse con la chica. Ella por su rollo tiene dudas sobre su posición y los cantantes son tratados como basura por el villano. Sin embargo, acabó de resumir la mayoría de la trama en apenas un par de oraciones, es muy poco aun con las infinitas posibilidades. El villano quiere mantener su inmortalidad para no morir horrorosamente, aunque sigue siendo un cretino manipulador sin más que añadir, sus lacayos son eso, lacayos, y el transexual mamado era drogo y cretino.
Capaz y sea el resultado de durar menos de dos horas, aunque se lo atañería a la mala distribución de tiempo. Hay demasiados personajes como para impactar cada uno a la historia pasando sin pena ni gloria. Siempre se buscó enfatizar en las mentalidades del cast cuando reaccionaban a actos que cambiaban la dinámica, o, dicho de otra forma, cada que Winslow masacraba a quien cantara su música. La cosa es que una mezcla de la actuación amateur y el ritmo errático ocasionase que te sientas apático. Si bien podemos llamar la película psicológica, sigue siendo de una nota y la química es inexistente con Winslow enamorándose por una chica que vio por apenas un par de horas.
Eso nos lleva al tono general que salta de exageradamente trágico a caricaturescamente cómico en intervalos de tiempos cortos. Muchas veces pareciera que ambas modalidades ocuparan la pantalla a la vez y no sabes cómo reaccionar. Si ya la vieron, recordaran escenas en las que Winslow está en modo emo seguido de una absurdez suya como cuando se suicida.
Hablando de ello, la magia es medio mierda en esta película, se supone que si firmas el contrato con el diablo te vuelves inmortal, eso tiene sentido y mete temas interesantes. La anticipación del misterio presentado en la introducción se cocina paulatinamente entre detalles y escenas que cambian las dinámicas por completo, entre otras cosas a destacar. Pese a ello, el intento de asesinato en la conclusión está de gratis si es que la tipa firmó el contrato, un disparo no le quitara la inmortalidad del mismo modo en que apuñalar al malo no lo mató. Otro detalle de mierda es que el malo dejara su fuente de poder desprotegida con semejante facilidad pese a demostrar gran carisma e inteligencia a lo largo de la película, es contradictorio con la excusa de apresurar el final.
Por esto es que conclusión es abrupta, todo el mundo muere menos la tipa y se acabó, que anticlimático y absurdo. Aunque bueno, todos mueren a lo Jorobado de Notre Dame. Cabe recalcar que esta pieza es un enorme fanservice para los fans de la literatura de terror y los amantes de la música. De nuevo, como dije en el inicio, la diversión está asegurada y es de lejos entretenida. Ahora, yo no me sentí satisfecho con lo que vi y hasta da la mala impresión que sirve para crear fanfiction como resultado, a ver si es que se te ocurre algo mejor que hacer con el guion.
