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One Piece review
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La más grande odisea

Mi cuenta de Listal cumple dos años y el manga al que le debo mi nombre de usuario alcanzó los 1000 capítulos, ocasión perfecta para hacerle una reseña:

Se puede hablar incansablemente sobre todo lo que hace sobresalir a One Piece.
Eiichiro Oda aprovecha la historia de un joven pirata en busca de un tesoro y lo usa de excusa para explorar un mundo enorme, con muchos personajes distintos con diseños únicos, con una enorme diversidad de entornos unidos por una lógica interna, tomando inspiración de cientas de historias de distintas culturas, eventos históricos y géneros literarios, todo puesto en orden para crear el shonen de peleas más importante de las últimas décadas.

Cada arco de One Piece te garantiza lo que encontrarías en otros nekketsu pero hecho de forma mejor que el promedio: Personajes con personalidades atractivas, choques entre filosofías con extremos contrastes, poderes creativos de todo tipo, batallas visualmente interesantes, giros de tuerca que pueden volarte la cabeza, grandes momentos cómicos, grandes momentos dramáticos, poderosos diálogos emotivos e inspiradores, victorias de lo más satisfactorias contra enemigos que parecían invencibles.
Y One Piece le gana a cualquier long runner en cuanto a anticipar eventos, planear sagas, presentar personajes con anterioridad, crear hype con las resoluciones que promete, causar interés instantáneo por personajes antes de conocer su pasado u objetivos, y construir un mundo que existe mucho más allá de lo que la historia necesita, pues todos los personajes y lugares tienen un pasado y un futuro independientemente de los protagonistas.
Y uno también podría decir que es la antítesis de Dragon Ball en cuando a darle algo que hacer a todos sus personajes, y aunque esto no es tan meritorio si la mitad del tiempo su aporte es derrotar enemigos que sólo existen para pelear contra ellos, lo que llega a un nivel descomunal en el Nuevo Mundo con montones de peleadores en cada bando, Oda suele darle cierto peso a cada batalla con algo que ganar en cada una, sea conseguir una llave, defender a un prisionero o destruir un edificio.

Pero One Piece no es tanto sobre las peleas como lo es sobre la aventura: Cuando uno ve el mapa de One Piece nota lo inteligente que fue Oda para crear un mundo que puede explotar de miles de formas. No necesita planear una geografía ni un ecosistema específico, y puede inventar todas las islas que quiera (Y un montón de organizaciones) entre una punta del Red Line y la otra, para alargar la historia todo lo que quiera con la excusa de que así está estructurado el mundo.

Por su estructura One Piece abarca incontables mensajes: Atreverte a seguir tu sueño, defender tu honor, ayudar a otros, ser fiel a tus principios, no sobreestimar el dinero ni subestimar el cariño que te tengan otros, estar dispuesto a correr riesgos por tus ambiciones y aceptar sus consecuencias, que la familia no es sólo biológica, que la muerte no es sólo física, que una nación es más que una tierra, que algunas personas pueden impactar a las generaciones futuras y así transmitir sus deseos, y que con ello también vienen conflictos que pueden durar siglos, que no importa de donde vengas sino lo que hagas con ello, pero a la vez no puedes escapar totalmente de tu pasado, que la masculinidad no es sobre tener fama y mujeres, que la concepción general de “Justicia” dependerá de tu entorno y siempre serás subordinado a la verdad de alguien más poderoso a no ser que encuentres tu propia verdad y tengas la fuerza para mantenerla...
Todo enmarcado en la idea constante de expresar tu libertad de decidir quién eres y que no importa lo oscura que parezca la situación, uno no debe rendirse ni perder la esperanza porque siempre habrá lugar para un nuevo Amanecer. Es básicamente el ideal de "Nunca rendirse ante la adversidad" típico del nekketsu pero explorado en una variedad de perspectivas y en distintas escalas a un nivel nunca visto antes o después.
Tener tantas historias en un mismo mundo abre paso para que el espectador reflexione sobre las relaciones entre tantas ideas y desarrolle una cosmovisión acerca de las miles de fuerzas en conflicto que definen el mundo real, las divisiones sociales y la diversidad de ideologías. Ese es el valor artístico que conlleva un mundo tan extenso, aún si ninguno de estos arcos por sí solo tiene la profundidad temática del Arco de las Hormigas Quimera ni es una historia tan redonda y completa como Fullmetal Alchemist.

Esto no quita que la crítica social de la serie está sobrevalorada. Es imposible tomarse en serio el drama político cuando las motivaciones y la historia de uno de los bandos están escondidas tras el misterio más grande de la serie, y aún peor es cuando una clase social entera es una caricatura muy extrema del clasismo, la discriminación, el nepotismo y la endogamia. En general One Piece es muy consistente con su estilo caricaturesco que exagera todos los aspectos posibles de la humanidad, hasta el punto que no es tan sorprendente que un carpintero reconstruya su propio cuerpo con basura estando moribundo, pues te acostumbras a aceptar el drama dentro de la lógica interna de la historia. Pero que Oda intente hacer trágico que un montón de nobles deformes quemen vivas a montones de personas junto a un basurero en las fronteras de su reino mientras ríen malévolamente con la lógica de "Si no querían morir deberían haber nacido nobles" es jodidamente ridículo y evidencia por qué al hacer un mundo cohesivo uno no debería usar lógica de fábulas infantiles si también quiere tratar problemas políticos reales.
De esta manera One Piece post-Marineford cae en lo pretencioso. La discriminación racial que apenas apareció en East Blue ahora cobra más importancia en Gyojin Island, y parece que será esencial para el final de la serie. Oda intenta hacer al conflicto neutral mostrando la discriminación como algo mutuo, pero termina victimizando a los Gyojin porque no sabemos por qué el Gobierno Mundial inició la discriminación contra ellos, ni tiene sentido que los Gyojin, siendo tan claramente superiores a los humanos físicamente, no hayan dominado el mundo antes que los humanos y no sean ellos quienes esclavizan a los humanos, en lugar de ser forzados a permanecer en el fondo del mar. Estoy seguro que habrá una explicación eventualmente, pero en el arco de Gyojin Island el misterio impide que el drama político sea realista. Esto mismo impide que eventos como el genocidio de Ohara o la cacería en busca del hijo de Roger reflejen un conflicto de moralidad gris, pues no sabemos lo que hay en juego.
Hablando de moralidad gris, rara vez la serie aprovecha el contraste entre monarquías, democracias y teocracias, y lo único que hace con los sistemas de gobierno es repetir una y otra vez la dualidad a lo Robin Hood de “Rey virtuoso VS Rey malvado”, lo que también dice bastante de sus villanos.

El más grave problema que arruina el mundo es el abuso de conveniencias sin las cuales no se sostendrían muchos de sus mensajes. Una cosa es que la llegada de Luffy sea el incidente incitante que lleva a Koby a unirse a la Marina o que los impuestos de Arlong sean una ironía del destino que pone a prueba el amor de Bellemere por sus hijas, y otra cosa es que los Mugiwara lleguen a Skypiea justo antes de que Enel destruya la isla o que Kin'emon llegue al inicio del Nuevo Mundo justo a tiempo para encontrarse con Luffy y cumplir la profecía, casos así se dan todo el tiempo. Cuanto más importancia le da la serie al leitmotif del Amanecer, más criticables son las conveniencias que en un principio eran una excusa para iniciar conflicto, y ahora es el universo poniéndose de acuerdo para convertir a Luffy en un héroe y forzar sus mensajes esperanzadores.
Uno sólo puede imaginar que todas las naciones del Grand Line están constantemente pasando por eventos de gran importancia mientras son visitadas por piratas, porque la densidad de eventos y el aumento de poder que sufren los Mugiwara en los meses que llevan viajando parece en exceso desproporcionado.
Es absurdo que siempre que Kuro, Crocodile, Enel, Moriah o Hody Jones llevan años desarrollando sus planes, el pirata adecuado llegue en el momento adecuado para detenerlos, hace un terrible trabajo en convencerme de que el bien tienda a triunfar o que hacer cosas "a la manera correcta" es más meritorio, y en su lugar termino simpatizando con los villanos que buscaron cumplir sus objetivos de manera más intelectual en un mundo feroz, pero fracasan porque el Destino fue una pija con ellos.
Puede que las conveniencias más insultantes son esos momentos en los que personajes como Dragon o Kuma deciden ayudar a los protagonistas al último momento, porque Oda se los saca de la manga sin justificación previa, porque las motivaciones de esos personajes, con la excusa de ser un misterio, pueden mantenerse ocultas por cientos de capítulos. Y los fans, que necesitan los misterios para tener de qué hablar a lo largo de los años, aceptarán cualquier deus ex machina siempre que Oda (tarde o temprano) le dé una explicación retroactivamente.
Por más partes móviles que tenga el mundo, no importa si sos un Shichibukai, un Yonko, un dios o un samurái que quiere vengar a su maestro, si ibas a ejecutar tu plan 22 o 24 años después de la ejecución de Roger, siempre tendrás un rol secundario comparado a Mugiwara Luffy y sus amigos, con la única excepción (Por ahora) de Kurohige. One Piece se queda corto ante mundos más realistas en los que verdaderamente no hay un protagonista y el Destino puede ser una pija con cualquiera, como Eden: It's an Endless World.

Y se repite demasiado la fórmula de "Llegamos a Isla, la tripulación se separa, conocemos cultura y territorio de Isla, hay un villano principal con un grupo de lacayos y un pueblo oprimido por el que debemos estar tristes, después de varios giros y desventuras, los héroes tienen batallas individuales contra los villanos hasta que Luffy derrota al villano principal exhibiendo algún nuevo poder, exponiendo así las falsedades de su narrativa.", por más entretenidas o ingeniosas que sean las batallas, por más bizarra que sea la isla, por más tristes que sean los flashbacks de los personajes, por más que haya cien guerreros luchando contra el enemigo común o por más que haya islas siendo levantadas por los aires, es imposible no desarrollar cierta apatía si sabemos que al final todos saldrán intactos, dejaremos la isla y a la mayoría de los personajes atrás y empezaremos una nueva aventura, nadie habrá muerto, nadie habrá perdido nada, y nadie habrá cumplido su sueño, aún tras 1000 capítulos.
Todos los cambios por los que se nos dice que pasa el mundo tras las acciones de los Mugiwara se sienten vacíos si el autor no se atreve a que con cada logro también haya una pérdida. Cuando Luffy pierde miembros de su tripulación en Water Seven estos terminan volviendo + un carpintero. Cuando son derrotados por Kuma en realidad les está dando una oportunidad única para entrenar antes de terminar su speedrun del Grand Line. Cuando Luffy pierde a su hermano termina encontrando a otro hermano de la misma edad, con los mismos poderes y que cumple un rol similar en el mundo. ¿Por qué armar todo un drama sobre la bomba de Crocodile si Pell sobrevivirá de todas formas? ¿Por qué los ataques de Enel no matan a un solo personaje con nombre? ¿Cómo es que nadie de los Mugiwara, de Galley-La ni de la Franky Family vuelve de Enies Lobby con un daño permanente? ¿Con qué necesidad todas las armas mortales de Caesar dejan vivos tanto a los marinos como a los minks al final de cada arco? Y que un personaje diga lo que lleva en el corazón sin arrepentimiento aún sabiendo que están por morir pierde la gracia si CADA VEZ algo los salva de último minuto. Tras tantos arcos las muertes de Ace, Shirohige y Pedro no son suficiente para que uno sienta tensión por la posibilidad de que muera algún personaje que conozcamos por mucho tiempo.

La mejor tragedia en el presente de la historia pudo ser la muerte de Merry, pero luego de haber hecho un excelente drama en torno al significado que Merry tiene para la tripulación y el conflicto que genera entre ellos, Oda hace que el Merry tenga voluntad propia y sea un personaje por sí mismo, un personaje que apenas llegamos a conocer y que termina siendo más distrayente por lo conveniente que resulta su llegada al final del arco.

No sólo eso, como la historia se satura con las mismas fórmulas, toda la innovación y el ingenio presentes en los inicios se hacen menos efectivos con cada arco que pasa. Pienso que hay que ser muy fanático o muy estúpido para que en Dressrosa o Wano te impresione que Oda haga lo mismo que en Alabasta o Skypiea pero a mayor escala.

Siendo justos, no es del todo cierto decir que estas sagas sean iguales. Alabasta es una historia personal sobre la amistad en la que la historia del país es secundaria, Dressrosa le da mucha más importancia a la historia del reino en sí y su lugar en el mundo, y Wano es un festival de peleas que prueba a Luffy como un candidato a Rey Pirata y prueba si tiene lo necesario para mantener unidas a las potencias que servirán en la guerra que se avecina, dando inicio a la curva final de la serie. El enfoque es siempre distinto. Pero la estructura es la misma.
Y que estos arcos existan para dar lugar a arcos futuros más importantes no justifica que sean tan formulaicos ni tan largos, porque siendo largos sólo inflan artificialmente el sentimiento de crecimiento en los logros de los personajes.

Aún si uno quiere analizar cada arco en profundidad, no importa cuánto uno analice cómo Dressrosa habla del amor, cómo Skypiea introduce la idea de "Ser enemigo de Dios", que si los poderes de cada personaje reflejan su forma de ser, o si Vivi le enseñó a Luffy a liderar y ahora él le enseña a Momonosuke, cuál es el punto si la mayoría nunca se elabora ni muestra consecuencias en el resto de la historia a largo plazo.
Por otra parte, referencias como las bases budistas en el estilo de pelea de Zoro o la estructura de teatro kabuki en Wano son sólo toques estéticos que no significan nada para la historia.

Además, las alabanzas que se le hacen al mundo por detalles como la comida de cada isla o que el Haki del Rey fue insinuado desde el capítulo 1, palidecen ante detalles más importantes como que ni Crocodile ni Ace hayan desarrollado alguna forma de Haki antes de Marineford, que Chopper sea el único en el mundo que inventó drogas para manipular su Akuma no Mi o que Ace nunca escuchó sobre el segundo miembro más importante de los Revolucionarios.

Al menos si los personajes tuvieran un desarrollo proporcional a su tiempo en pantalla la decadencia de la serie sería más discreta, pero en eso tampoco cumple. Por más que me guste la psicología de cada personaje y la dinámica interna del grupo, es difícil no cansarse de convivir con ellos por tantos capítulos.
Luffy es una versión mucho más consistente de Goku, haciendo su idiotez aún más cómica y potenciando su corazón puro y su fuerza de voluntad al punto que la forma en que inspira al resto de los personajes se hace muy contagiosa, y es imposible verlo sin pensar "Si Luffy se atreve a saltar al peligro sin miedo para cumplir sus ambiciones, ¿por qué yo no?". Pero una vez más, esto pierde la gracia si el universo constantemente se pone de su lado. Su imprudencia sólo es tolerable porque tiene una habilidad sobrenatural para distinguir a la gente buena de la mala por su primera impresión y siempre se las arregla para hacer enormes aliados, y cuando notas esto sólo queda un personaje carismático pero simplón que rara vez aprende algo a lo largo del viaje. Su conclusión de cómo resolver sus problemas cuando Sabo "murió" fue "hacerse más fuerte", y ahora en Wano, aún tras los fracasos de Sabaody y Marineford, sigue guiándose por la misma lógica, porque se saldrá con la suya al final. Si ni siquiera Luffy cambia su perspectiva del mundo con la muerte de Ace, ¿por qué lo haríamos nosotros, que somos conscientes de la mano del autor?
Los mejores momentos de Zoro son cuando ejerce su rol como mano derecha de Luffy, pero la mayor parte del tiempo se dedica a pelear… Y sus peleas consisten en hacer cosas cada vez más exageradas mediante la física mágica de la serie, lo cual se ve cool pero como nunca presenta consecuencias palpables es lo mismo que verlo subir su nivel de pelea porque la trama lo requiere.
Las peleas de Nami son igual de mágicas y sin sentido, pero ella al menos tiene un rol mayor como líder del grupo cuando hace falta usar el cerebro. Aún siendo quizás quien está mejor manejada en su arco introductorio, deja de tener desarrollo, se mantiene estática tras múltiples experiencias cercanas a la muerte y se queda como una máquina de merchandising cuyo cuerpo ejemplifica que, salvo por mujeres cómicamente deformes, todas en la serie quedan con las mismas proporciones exageradas que reflejan la mentalidad de puberto del autor. Nami es de los pocos casos en los que su pasado y su personalidad pícara justifican la ropa tan provocativa que viste.
Que Usopp volviese a la tripulación al final de Water Seven no estaría mal si además de fortalecer su respeto hacia Luffy hubiese aprendido a valorar su lugar en el grupo y si ya no actuase como si el resto lo viesen de menos, pero en Thriller Bark ya se ve que sigue autodespreciándose, y post timeskip, aún tras obtener nuevos poderes y cambiar físicamente, sigue siendo el mismo cobarde que sólo se arriesga cuando está contra la esquina.
Sanji es quien más sufrió por el timeskip, dejándose de lado su aspecto caballeroso, cool e inteligente para sobreexplotar su lado pervertido al punto que se hace hasta molesto que ese humor se repita tanto en cada arco. Y Whole Cake Island sólo lo hace ver más estúpido, pues no tiene sentido que habiendo estado presente durante Arlong Park y Enies Lobby crea que Luffy lo fuese a dejar irse sin más. Básicamente actúa en contra de su voluntad casi todo el arco y no aprende nada, y como ni siquiera le dejan preservar su compromiso al final, tanto su comportamiento como su relación con el resto de la tripulación vuelven al status quo. Y no puedo simpatizar con el drama en torno a su familia si son todos tan planos, Sanji es tan estúpido y todo se siente tan insignificante ante la guerra de Emperadores que se está desencadenando.
Chopper es adorable y es un médico. Lo más destacable que tiene es su flashback. El Monster Point pudo traer algo interesante a su personaje, pero es desperdiciado cuando Chopper aprende a controlarlo fuera de pantalla. No aprende nada de sus conflictos como médico y tampoco hace nada que lo acerque a su sueño.
Robin es quien tiene el desarrollo más sutil y constante entre Alabasta y Sabaody, pero vuelve del timeskip como un personaje muy distinto, más soft y quirky, una Robin de la que no se vio nada antes del timeskip y que no tiene sentido se haya desarrollado así estando con los Revolucionarios. Su imagen madura que contrasta con el resto de la tripulación ya no es tan marcada, y en su lugar no aporta más que como una herramienta gracias a sus poderes y una ficha que algunos villanos quieren conseguir.
Al final los que quedan mejor parados son personajes como Vivi, Ace, Noland, Calgara, Fisher Tiger, Corazón o Katakuri, los que aparecen en un arco, conocemos sus objetivos, evolucionan y superan sus propios desafíos hasta tener una catarsis propia, para que luego la historia los deje atrás y sólo los veamos de vez en cuando.
Luego hay personajes recurrentes con un conflicto propio, que muestran cierto progreso cada vez que aparecen pero aún no tienen una conclusión satisfactoria, como Garp, Smoker y Tashigi.
Además se aprovechan muchos personajes que parecen salidos de mitos clásicos, como Chouchou, Gaimon, Zeff, Laboon, la guardia Tsumegeri, Nico Olvia, Squard u Otohime. Personajes muy simples psicológicamente que pueden conmover al espectador con pocas acciones que ejemplifican su carácter (Oden es el caso más complejo).
No todos son igual de efectivos, pero contrario a los Mugiwara, todos estos personajes están beneficiados por aparecer poco tiempo.

Me gusta hacer la analogía con el Legendarium de Tolkien. One Piece es como si Tolkien hubiese escrito un solo libro sobre "Cómo Gandalf se vuelve el mago más poderoso" en el que cuenta todas las historias de El Silmarillion, La caída de Gondolin, El Hobbit, El Señor de los Anillos, etc (O como si la Infinity Saga del MCU estuviese enumerada de “Iron Man” a “Iron Man 22” y en lugar de películas del Capitán América tuviésemos “Iron Man 5” donde Tony se involucra en el descubrimiento del Capitán, tenemos un flashback de la WWII y ambos derrotan juntos al hijo de Red Skull). Pero Tolkien sabía que Gandalf no funcionaba como protagonista principal, y que no hace falta circunscribir todo el mundo a la historia de un personaje. Oda pudo haber hecho algo similar al Legendarium o a Gundam, puesto que Vivi, Law, Oden, etc, todos podrían ser protagonistas de sus propias historias en el mismo mundo, y no tendría que limitarse a tener siempre a los Mugiwara incitando la resolución de cada conflicto, ni a resolver todo con peleas. Y no es lo mismo leer una historia de piratas explorando una isla en el cielo que está conectada a otras historias, que leer una historia sobre encontrar un tesoro que es constantemente interrumpida para explorar una isla alejada de todo, jugar en competencias contra otros piratas y liberar países a diestra y siniestra.
La estructura del mundo le sirve a Oda para meter ideas de todos los mangas que le gustaría escribir si no estuviese haciendo One Piece, y por eso en cierta forma sólo está expandiendo el mundo hasta que eventualmente conozcamos lo suficiente para entender lo que hay en Laugh Tale, mientras los Mugiwara se hacen más fuertes e infames.

En resumen One Piece está compuesto por cientos de elementos que por sí solos pueden ser muy interesantes, pero estos no están enlazados de una manera orgánica que los haga importantes y necesarios para el resto de la historia. Y esto sirve si buscas una recopilación de aventuras como La Odisea o Viaje al Oeste, narrada de una manera mil veces más entretenida y cautivadora para un público actual; pero falla en ese sentido porque desde Enies Lobby todo se resuelve con los personajes consiguiendo algún nuevo poder. Y si al contrario lo ves esperando una trama lineal con un propósito a largo plazo, interesado en los sueños de los protagonistas, el misterio y los dilemas sociales, no se pueden justificar tantos arcos.

One Piece no es tan distinto de series a lo Sailor Moon, una serie episódica que sigue la fórmula del grupo de protagonistas ayudando a un personaje distinto cada episodio mientras enfrentan al villano de la semana, y la trama es el efecto secundario de que se necesita una premisa de la que partan esos episodios, obteniéndose con cada episodio algo que nos acerca más a la conclusión. Pero mientras cada episodio de Sailor Moon, que puede ser poco interesante o muy entretenido, dura sólo 20 minutos, cada "episodio" de One Piece es un arco entero. Por eso tras la apatía que me generó la historia entre Gyojin Island y Dressrosa, entendí que a muchos fans les conviene leer el manga como un deporte, leerlo para ver qué pase hará cada jugador esta semana, quién será el que meta el próximo gol y quién entrará al mundial, para luego comentarlo con amigos y esperar al próximo partido, sin exigir nada nuevo realmente. Así es como muchos ven el shonen moderno, y One Piece es, por preservar cierta consistencia con las virtudes que mencioné en un inicio, de lo mejor que el género tiene para ofrecer hoy día, aún si sacrificó el contar una buena historia a cambio de incluir un poco de todo.

Que los personajes tengan power ups de vez en cuando que siguen la lógica del mundo es preferible a que sean dejados de lado por personajes más experimentados como en Naruto y Bleach. Es preferible que cada villano se plantee con anticipación a que cada arco sea algo totalmente nuevo como Dragon Ball. Es preferible que los héroes consigan la ayuda de aliados más poderosos a que sea el propio poder de la amistad lo que les da un subidón de energía como en Fairy Tail, y que los protagonistas se desarrollen un poco cada 500 capítulos mientras se introducen más personajes con arcos cortos es preferible a que todos se mantengan igual. Y ver piratas que desafían el status quo y se imponen ante la competencia siempre será preferible a zoomers a los que les dan cosas gratis como en Boku no Hero Academia.

Por otro lado.
Si quieres ver héroes viajando por ahí haciendo amigos y preparándose para una gran guerra mientras revelan los secretos de un siniestro gobierno a disposición de un individuo cubierto en sombras, Fullmetal Alchemist lo hace de forma mucho más verosímil en mucho menos tiempo y a mucho menor escala.
Si quieres ver a un protagonista ayudando a otros mientras se hace más fuerte guiado por deseos personales, en un mundo con decenas de partes interconectadas en una cronología detallada y donde el tamaño de los eventos escala a niveles desorbitantes, ya existe Battle Angel Alita.

Pero One Piece sigue siendo tan único por todo lo que intenta a la vez que es difícil clasificarlo, y al contrario de Naruto, aún le falta traicionar las virtudes que lo hicieron bueno en primer lugar:
La idea del underdog que sigue su sueño en contra de todas las probabilidades desapareció hace mucho. Desde el prólogo se fue haciendo más claro que Oda está cómodo haciendo una épica sobre un ídolo que va por ahí haciendo milagros y consiguiendo seguidores, similar a Los 12 trabajos de Hércules (O Berserk hasta cierto punto), se evidencia que no estamos viendo más que un Desastre natural creado por el Destino para cumplir cierto propósito, pero aún falta que Luffy reconozca y enfrente lo que el Destino le tiene preparado. Cuando ese momento llegue, si su rol como heredero de la Voluntad de D. pesa más que su propia voluntad como individuo (en lugar de rebelarse contra el destino como hizo Hokuto Kenshiro), se habrá perdido la oportunidad de que Luffy sea más que un Elegido.
Cuando los conflictos preestablecidos sean relegados por giros salidos de la nada que no aporten nada nuevo, o cuando promueva mensajes de tolerancia a niveles enfermizos, o cuando los personajes principales ya no tengan relevancia frente a las acciones de las leyendas vivientes que los rodean, One Piece se habrá terminado de arruinar.
Pero ni eso le quitará a Oda el mérito de todo lo que hizo bien a lo largo de los años.


Edit: Apéndice sobre el Destino (Post 1066):


Revisando de nuevo la historia, y considerando los desarrollos recientes, me veo obligado a admitir que simplifiqué demasiado cómo One Piece maneja el Destino:


Partamos de lo sucedido en Loguetown:

Que un rayo haya caído en el momento exacto para salvar a Luffy, o que Dragon haya aparecido en el momento exacto, no significa necesariamente que Luffy esté destinado a cumplir su sueño, en el sentido de que no es inevitable que Luffy lo cumpla.

En la Gran Era de los Piratas hay cientos de piratas que parten al mar con grandes sueños, muchos son detenidos antes de llegar al Grand Line. Si Luffy fuese uno de esos piratas, no sería el protagonista de la historia, porque es la historia del pirata que tiene la suma necesaria de Poder, Mentalidad, Conexiones y Suerte para volverse el nuevo Joy Boy. Que este nuevo Joy Boy exista es una cuestión de probabilidad, es natural que exista gente sobresaliente cono Roger, Ace, Teatch y Luffy que llegan extremadamente cerca de cumplir aquel objetivo, pero sólo uno seguirá el camino correcto en el momento correcto. Sin embargo, es la seguridad con la que Luffy avanza hacia su sueño, la impresión que genera en los demás, la fama de su nombre completo, la suerte (En cierta forma realista pero que Oda exagera demasiado) con la que su camino se abre, lo que crea la ilusión de que está siguiendo un Destino fijo; Roger y Ace también generaban esa ilusión, pero es sólo eso, una impresión, como Napoleón visto por los ojos de Hegel.

Que situaciones de tensión que la historia se tomó su tiempo en construir se resuelvan por algo que está fuera del control de los personajes ES una conveniencia, y ES un problema para la tensión, pero no es nada tan definitivo como que el Destino del protagonista esté determinado. Nada de esto por sí sólo anula el libre albedrío de Luffy, y no anula la tensión más allá de cuanto desafía la credibilidad del lector.

Lo que hace la serie con esto es expresar una filosofía sobre el Destino como algo que uno mismo crea: Si realmente crees en tu propósito y estás determinado a luchar por él, maximizas las posibilidades de que lo cumplas.

Pero más importante: Si eres una persona buena, que cree en algo correcto y no abusa de su poder para hacer mal a otros, puedes abrir las puertas a otros para que luchen por su sueño también. Así, incluso si fracasas, porque deseos correctos y voluntad suficiente no lo son todo, abres paso para que otra buena persona logre cumplir lo que tú no pudiste. Esa es la Voluntad Heredada.


Entender esto es clave para no prejuzgar cómo funciona el retorno de Joy Boy.

Sabemos que los reyes marinos esperan que un nuevo Joy Boy aparezca para cumplir la promesa que se hizo hace 800 años. Sabemos que ellos, al igual que Lady Toki, confiaban en que aparecería en esta época exacta.

Esto no significa que la existencia de Luffy esté literalmente profetizada, como si en el Siglo Vacío hubiesen visto el futuro o alguien hubiera viajado en el tiempo para revelar lo que iba a pasar. Tiene sentido que al ver que el Gobierno Mundial triunfa y se dispone a establecer las instituciones abusivas que ahora controlan el mundo, la gente del Siglo Vacío haya podido predecir que en todas partes del mundo y a través del tiempo hubiese gente que se resistiera. A la vez, la existencia de los Poneglyphs, Wano, Zou, las armas ancestrales, la Voluntad de D. y lo que haya en Laugh Tale demuestran que tomaron medidas para garantizar que la gente del futuro tenga la oportunidad de cumplir la promesa de Joy Boy.

Los del Siglo Vacío sabían en qué año tenía que retornar Joy Boy, por la condición del nacimiento de Shirahoshi y quizás por otro motivo que no conocemos, y tiene sentido que Oden, habiendo viajado por el mundo y conociendo la muerte de Roger, pueda estar seguro de que el nuevo Joy Boy llegará en el momento adecuado. Esto no tiene nada que ver con profecías mágicas que hagan al futuro inevitable.


Los temas del Eterno Retorno que Naruto quizo incluir con la reencarnación de los Osutsukis y la profecía de Jiraiya, One Piece los está desarrollando de manera que no elimina la tensión, el drama o la credibilidad sino que se mantiene, si bien no del todo realista, al menos como un drama sumamente conmovedor.

Que Luffy tenga la misma fruta que el Joy Boy del Siglo Vacío no cambia nada de esto, solamente carga valor simbólico (al igual que el que su nombre sea Luffy/Laughy).

Claro, el Gorosei dice que la Gomu Gomu no Mi tiene una voluntad propia, pero eso no significa que haya viajado hasta Luffy porque él era especial desde el inicio, porque el manga muestra explícitamente que lo que el Gorosei interpreta como "la voluntad de la fruta" sólo se puede expresar mediante la causalidad: Pasó de mano en mano, nunca pudiendo ser recuperada por el Gobierno, hasta que la robó alguien que posiblemente sepa su valor, y ahora la tiene un Yonko con la "D." en el nombre, quien la comió porque estaba hambriento. Nada que ver con el Tot Musica de Film: Red que vuela desde el sótano de un castillo hasta la cima de la torre para encontrar a un usuario que lo pueda usar sólo porque la trama requiere que eso pase.

A lo mucho la podemos considerar otra de las garantías que prepararon los del Siglo Vacío con la esperanza de que alguien que la pueda despertar aparezca a tiempo.

También es estúpido creer que la fruta tomó control de Luffy en base a esa línea, dado que Luffy se mantiene consistente antes y después de comerla y sus objetivos siempre estuvieron justificados por su trasfondo. Tanto Luffy como la fruta se mantienen sometidos a leyes de causalidad, y como el libre albedrío sólo puede existir dentro de la causalidad, esto no se contradice con los temas centrales de la serie.


Por último debo tratar la profecía de Madam Shyarly.

Tiene una visión de Luffy destruyendo la Isla Gyojin, pero en el mismo arco se abre la posibilidad de que su profecía se equivoque.

Incluso si la isla Gyojin termina siendo destruida como consecuencia de los actos de Luffy, "cumpliendo" así la profecía, Oda se aseguró en el mismo arco de darle un desarrollo a Madam Shyarly para darnos un marco de lectura a cómo interpretar sus poderes: Incluso si puedes prever un futuro, no hay por qué darlo por hecho cuando puedes creer en otra realidad que con tus propios ojos ves está siendo creada. Por más oscuro que parezca el porvenir, siempre puedes buscar una luz que te guiará a un mejor futuro.

Aunque se pueda debatir sobre lo que implican los poderes de Shyarly, si hubiese una ley estricta de cómo funcionan sus profecías, ella no terminaría admitiendo la posibilidad de equivocarse, por lo que al final el personaje sólo está para reafirmar el mensaje de que cada uno forja su destino.

Y si esto suena como si dijera “Cuando Naruto lo hace está mal pero cuando lo hace One Piece está bien porque a mí me gusta” es porque el punto que intento hacer es: Independientemente de las mecánicas de la profecía, Oda hace un esfuerzo por contextualizarla de manera que la podemos interpretar de manera consistente con los temas recurrentes de la serie.



5/10
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Added by Pacifista O
3 years ago on 4 January 2021 03:00

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MuzuiAlijan8Geraltdavidcartoons