Tragicomedia del, a su pesar, "enfant terrible" del cine francés, Maurice Pialat, que deja después de su visionado un trasfondo de tristeza pero no un mal sabor de boca. Desunión familiar e incapacidad de amar desde el entendimiento serían la base de este auténtico discurso social que apuesta, a intervalos, por un carácter demasiado retórico y filosófico.
Las discusiones y rupturas en el seno de una familia de clase media son minuciosamente estudiadas pero, en ocasiones, con excesiva frialdad o bien de manera exagerada (peleas físicas) hasta rozar lo absurdo. Por otra parte, la película hace discurrir las correrías amorosas de su joven intérprete, una muchacha imposibilitada sentimentalmente en sus relaciones de pareja -como traslación de su frío entorno familiar- y que ve frustradas sus historias sentimentales más allá del sexo puro y duro.
"A nuestros amores" -precioso título prestado del simbolismo poético- es una película realizada con una soltura y libertad tal, que puede semejar un simple pero buen reportaje de costumbrismo social. Bueno y recomendable.
(25/6/1987)
-Crítica Nº 43-
6/10