
Salvo cierto problema de volumen, buena visión en Netflix. No caeré en la trampa de qué tanto sigue la tradición, pues toda gran película con visión de sociedad e historia cae o se nutre de eso. Lo que no veo, por obvias razones, en esa tradición, es la posibilidad de tomar con la perspectiva de hoy el punto de vista, sin forzarlo ni declamarlo, de la empleada, como parte de una comunidad de afectos y disrupciones, de la que también participa la madre de familia. Roma tiene su ángulo para cada uno, y yo escojo esa confluencia, en el plano conjunto emotivo y climático en la playa (recogido en el afiche), de la historia de Cleo y el aborto no deseado del embarazo tampoco deseado, con esa mujer que anuncia que empezará a trabajar por independencia y necesidad. En ese México postletalolco se incuban los sentimientos y posibilidades de contar ese historia, no en el melodrama ni en el Indio Fernández, como he oído por ahí...