Sabido es que la dificultad de extractar una historia en pocas letras, o en pocas imágenes en este caso, es siempre mayor que al afrontar una narrativa más pormenorizada y de mayor desarrollo en espacio y tiempo. Pero que se persiga, como en el presente corto, buscar desde el principio y casi como impostura la fácil complicidad del espectador (los enmudecidos pasajeros del autobús) deviene excesiva licencia para que llegue siquiera a convencer.
La película comienza interesando pero su artificio se impone enseguida. Lo mejor y casi único destacable, la ajustada interpretación de Miguel Ángel Jenner, pero el exceso de buenos sentimientos y hasta moralina del discurso -pese al brusco giro del desenlace de la historia-, dan al traste con lo que acaba siendo un corto demasiado forzado e incluso capcioso.
Como cierre, un cartel publicitario en el autobús reza (al pelo): "Dios sí existe". Lo que el final del cortometraje deja claro es que los milagros, desde luego, no.
-Crítica Nº 13-
3/10