Description:
El Padreo Leonardo Castellani fue sin duda una de las mejores plumas de las que ha disfrutado un país ya rico en buenos escritores, como Argentina. Y si lo comparamos con otros escritores católicos de habla hispana, su figura se agiganta aún más, pues pocos podrían llegar a su altura.
A pesar de que se lo intente esconder, por ser políticamente incorrecto, su grandeza se hace evidente al leerlo. Y para un escritor dedicado a Cristo y a la lucha contra el fariseísmo, nada mejor que "Cristo y los fariseos" para conocerlo profundamente. Pues la denuncia del fariseísmo no sólo fue un aspecto fundamental del pensa
El Padreo Leonardo Castellani fue sin duda una de las mejores plumas de las que ha disfrutado un país ya rico en buenos escritores, como Argentina. Y si lo comparamos con otros escritores católicos de habla hispana, su figura se agiganta aún más, pues pocos podrían llegar a su altura.
A pesar de que se lo intente esconder, por ser políticamente incorrecto, su grandeza se hace evidente al leerlo. Y para un escritor dedicado a Cristo y a la lucha contra el fariseísmo, nada mejor que "Cristo y los fariseos" para conocerlo profundamente. Pues la denuncia del fariseísmo no sólo fue un aspecto fundamental del pensamiento de Castellani, sino que él lo equiparaba a la gran obra de Jesucristo.
Para Castellani:
Toda la biografía de Jesús de Nazareth como hombre se puede resumir en esta fórmula: “Fue el Mesías y luchó contra los Fariseos” —o quizá más brevemente todavía: “Luchó contra los Fariseos.”
Ése fue el trabajo que personalmente se asignó Cristo: su campaña.
Todas las biografías de Cristo que conocemos construyen su vida sobre otra fórmula: “Fue el Hijo de Dios, predicó el Reino de Dios y confirmó su prédica con milagros y profecías...” Sí; pero ¿y su muerte? Esta fórmula amputa su muerte, que fue el acto más importante de su vida.
El drama de Cristo queda así escamoteado. La vida de Cristo no fue un idilio ni una elegía sino un drama: no hay drama sin antagonista. El antagonista de Cristo, en apariencia vencedor, fue el fariseísmo.
El fariseo verdadero no lleva antifaz; es todo él un antifaz. Su natura se ha vuelto máscara; miente con toda naturalidad pues ha comenzado por mentirse a sí mismo. Lo que él simula que es, la santidad, y lo que él es, el egoísmo, se han amalgamado; se han fundido y se han hecho un espantoso veneno que de suyo no tiene antídoto alguno. Glicerina más ácido nítrico igual dinamita.
El destino de Jesús de Nazareth era chocar con el fariseísmo; y una vez producido el choque la lucha hasta la muerte sigue inevitable. Este drama tiene el determinismo riguroso de todo buen drama.
La humanidad no ha presenciado otro conflicto más agudo, peligroso y trágico.
La religión viva ha de vivir dentro de la religión desecada sin desecarse ni dejar de ser lo que es, como un golpe de savia que debe moverse a través de un tronco vuelto corteza. Éste fue el difícil y delicado trabajo de Cristo.
... (more)
(less)
Manufacturer: Ediciones Sieghels
ISBN-10 : 0 |
My tags:
Add tags